A nivel mundial esta
afección constituye la primera causa de muerte en las mujeres, y en
América Latina también constituye la primera causa de muerte por neoplasias
malignas femeninas, desplazando en diversos países al cáncer cervicouterino.
En los Estados Unidos, esta enfermedad representa el 27% del total de
cánceres en el sexo femenino. En México, corresponde al 9% del total de las
neoplasias y al 15% de las que afectan a dicho sexo. En España, es el tumor
maligno más frecuente en las mujeres (30%) y la primera causa de muerte por
estas afecciones.
Esta enfermedad se caracteriza por una gran heterogeneidad
hística, clínica y genética, relacionada con transiciones demográficas y
epidemiológicas en los países, envejecimiento poblacional, mayor exposición a
los factores de riesgo reproductivos, inadecuados estilos de vida y diferencias
biológicas.
Se considera que entre el 5-10% de todos los casos diagnosticados tienen
un carácter heredofamiliar, de los cuales solo 1% se atribuye a síndromes
genéticos y los restantes porcentajes a alteraciones de los genes BRCA 1 y 2,
dada la probabilidad de padecer la enfermedad por determinados factores como
edad, cargas genéticas y antecedentes patológicos familiares (APF)
La tasa observada de
mortalidad en Chile según grupos de edad en el 2008, muestra que a partir de
los 45 años comienza a aumentar, alcanzando una tasa de 41,8 por 100.000
mujeres en el grupo mayor de 45 años y que concentra el 90,6% de las
defunciones. La mortalidad masculina por este cáncer en el mismo año llegó al
0,1 por 100.000 hombres con un total de 8 casos, 7 de los cuales eran mayores
de 65 años.
REFERENCIAS
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Octubre